Smart worker: ¿Futuro o amenaza?

Actualmente somos muchos los que disponemos de móvil de empresa, en algunos casos también de un ordenador portátil o tableta e incluso hay quién tiene la posibilidad de conectarse remotamente a su equipo de trabajo desde cualquier punto del planeta. Es cierto que esto es un gran avance ya que nos permite atender tareas en cualquier parte y gozar de una flexibilidad que desde un puesto de trabajo fijo en una ubicación física determinada no se puede dar.

Esto se convierte en un arma de doble filo, ya que al mismo tiempo podemos caer en el terrible error de no desconectar ni siquiera en nuestros momentos de ocio o de interacción con familia, amigos, etc. Además nuestro cerebro debe descansar, debemos huir de posibles saturaciones y mantener al estrés en niveles aceptables (y saludables).

Recientemente en Francia se ha legislado respecto a este tema, aunque en mi humilde opinión se trata de un asunto que no debería quedar sujeto a ningún tipo de regulación. Al final hablamos de nuestra salud y de aplicar el sentido común (el menos común de los sentidos). Puede que la poca desconexión del trabajo provenga de un entorno exigente y competitivo, pero mantener nuestro rendimiento laboral a costa de nuestra calidad de vida resultará a medio-largo plazo contraproducente. Si no somos capaces de encontrar tiempo para todo y organizar nuestra jornada, llegaremos a puntos de burnout al no disponer de un espacio donde descargar la presión y recargar las pilas.

Las nuevas tecnologías y la aparición de figuras como la del smart worker són el futuro de las compañías. El puesto de trabajo físico tiene los días contados, y en un mundo globalizado los viajes y desplazamientos están a la orden del día. Debemos servirnos de las herramientas disponibles actualmente para mantenernos conectados y poder trabajar desde cualquier punto y en comunicación con cualquier huso horario, pero esto nunca debe ser a costa de nuestra salud.

No permitamos que instrumentos que nos facilitan nuestro día a día se conviertan en una amenaza para nosotros. Seamos smart (inteligentes, listos y astutos) y no caigamos en una espiral dañina. El equilibrio y la conciliación entre vida profesional y personal nos permitirá dar el máximo en todas las facetas de nuestra vida y esa es una de las claves del éxito.

“Ocho horas para dormir, otras ocho para trabajar y las ocho restantes para mí” – Josef Ajram

Feliz semana!!

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Feedback. En lo bueno y en lo malo…

El término “feedback” tan presente en el día a día de nuestras empresas, se refiere al proceso de retroalimentación entre colaboradores enfocado a transmitir información relacionada con el desempeño, el comportamiento o la labor llevada a cabo por uno de ellos.

Además, podemos encontrar otras modalidades de feedback que pueden no quedar reflejadas adecuadamente en la definición anterior. Transmitir nuestras impresiones sobre una tarea en concreto, una conversación mantenida recientemente o también pueden considerarse como feedback casi en directo.

Aquellos que trabajamos en recursos humanos disponemos, por la naturaleza de nuestra  labor, de una ingente cantidad de información que proviene de diversas fuentes. La pasada semana hablamos de cómo una gestión hábil y transparente de la misma es esencial de cara a establecer un clima de comunicación y confianza. Siguiendo con este razonamiento, pero llevándolo a un ámbito más individualizado, transmitir de forma correcta y adecuada la retroalimentación correspondiente a cada colaborador es un aspecto de la comunicación interna que no podemos descuidar.

“Felicitar en público y corregir en privado”

En este contexto, sentarse a una mesa con un compañero de trabajo para alabar su buen hacer, felicitarlo por sus logros y destacar sus puntos fuertes es tarea relativamente sencilla. La cosa se complica cuando la conversación va a sacar a relucir aquellos objetivos que no se cumplen de acuerdo con lo esperado, el rendimiento por debajo de lo previsto o la falta de compromiso o actitud. “Áreas de mejora” es como nos referimos a esos temas que a veces cuesta comentar con un colaborador.

Manteniendo un punto de vista constructivo y recurriendo a la “táctica del sándwich” (intercalar aspectos positivos y no tan positivos para no transmitir “no sirves para nada”), debemos ser capaces de transmitir a nuestro interlocutor un mensaje motivador que genere el cambio, permita que se siga un desarrollo y retomemos un camino constructivo para ambas partes (empresa y trabajador).

Dar feedback es una responsabilidad y para un departamento que tiene que velar por la transparencia, la confianza y la comunicación, la retroalimentación es siempre una obligación, tanto a nivel interno (desempeño, revisiones salariales, resultado de acciones formativas, evaluaciones y planes de carrera) como externo (procesos de reclutamiento y selección, proveedores de formación, SPA y Mutuas). Hay que predicar con el ejemplo.

Al final, de lo que se trata es mantener canales de comunicación abiertos, no dejar a nadie pendiente de una contestación ni evitar una conversación porque pensemos que pueda resultar incómoda.

En lo bueno y en lo malo…

Saludos!!

La gestión de la información. Dar la cara y no morir en el intento

Muchas veces hablamos de gestionar el capital humano de nuestras empresas, atender a las personas, responder a sus necesidades y hacernos eco de sus inquietudes. De vez en cuando, y en mi opinión, es conveniente darle una vuelta de tuerca a la relación que se mantiene con nuestros colaboradores y compañeros. Darle un enfoque más comercial con ligeros toques de marketing.

En mi experiencia, muchas veces el responsable de recursos humanos tiene una función muy similar a la de “secretario de prensa” o portavoz de la empresa. Es la cara de la empresa (para lo bueno y para lo malo) y es frecuente la necesidad de mantener “informada a la opinión pública” sobre las decisiones que se toman, los resultados que se obtienen, los cambios a implantar, puntos de mejora detectados y acciones correctoras.

Ser capaz de transmitir la información con un enfoque constructivo, positivo e inspirador requiere práctica y cierta habilidad para “vender” el mensaje, de forma que las personas lleguen a entender la motivación inicial de las medidas a implantar o las decisiones tomadas. Así podemos reducir la resistencia y rechazo que en ocasiones producen los “comunicados oficiales”.

Gestionar adecuadamente la información que se recibe por parte de dirección para la plantilla y desde los propios trabajadores en sentido contrario no es sencillo, desempeñar las funciones de “puente” permitiendo que se pueda establecer un diálogo constante y constructivo resulta muchas veces complicado (y a veces imposible).

Es cierto que tener una visión de conjunto de toda la compañía nos da la posibilidad de recomendar acciones, proponer iniciativas y trabajar de cara a la consecución de los objetivos estratégicos. Manejar correctamente los tiempos y proveer a los distintos agentes de la empresa de la información que necesitan nos permitirá dinamizar la interacción entre colaboradores, departamentos y secciones de cara a alcanzar las metas establecidas.

Ahora bien, gestionar el momento adecuado para evitar confrontaciones y/o facilitar el entendimiento entre las partes no debe hacernos caer en la tentación de obviar datos, suavizar la situación o evitar tocar temas sensibles. Cualquier indicio de manipulación o tergiversación del discurso se podría interpretar como mentir, y en recursos humanos más (si cabe) que en otras facetas de la vida, sin credibilidad no tenemos futuro.

Gestionemos adecuadamente la información y no temamos equivocarnos… si sacamos alguna conclusión y somos capaces de reconocer el error y disculparnos, ya hemos aprendido algo nuevo.

Feliz semana!!

Recursos Humanos. Solo ante el peligro

En mi experiencia como responsable de recursos humanos, en ocasiones uno se siente solo y aislado. Parece que nos encontremos en un departamento estanco, aislado del resto de la plantilla y que solo entra en juego cuando hay problemas o hay que comunicar “malas noticias”.

Como digo, parece. Estoy convencido que se trata de una impresión (cada vez menos generalizada) y que por suerte en la mayoría de las empresas se empieza a considerar a los recursos humanos como algo que forma parte del funcionamiento diario de la compañía y no un mero aparato burocrático que se pone en marcha una vez al mes para elaborar la nómina correspondiente.

Más allá de la sensación de soledad o aislamiento que se pueda sentir, desde mi punto de vista muchas veces no “hablamos” el mismo idioma que el resto de la compañía. No debemos olvidar el entorno empresarial en el que se encuentra un profesional de la gestión de personas que lidera un departamento de recursos humanos.

Recientemente, en el primer Foro de Innovación y Recursos Humanos organizado por la Universidad de Alicante, se habló de la orientación estratégica del departamento de Recursos Humanos. En concreto, la intervención de Daniel Gil me pareció tremendamente acertada y me siento muy identificado con la línea argumental que defiende:

Daniel apunta que normalmente desde recursos humanos se habla desde una visión operativa y técnica, en lugar de hablar desde una visión estratégica. Por eso es importante “ir del negocio a los recursos humanos” en lugar de “ir de los recursos humanos al negocio” para conocer lo que necesita el negocio y crear propuestas que aporten valor a la organización. Además, indica que todo lo que se proponga desde recursos humanos tiene que estar vinculado a los objetivos generales de la empresa. – Fuente: www.doeua.es

Esa es la clave. Debemos preguntarnos en qué medida estamos solos por el enfoque tradicional que algunas empresas  y sectores de la sociedad tienen de la función de recursos humanos, pero sobretodo hasta que punto somos proactivos a la hora de integrarnos con el resto de departamentos de la compañía y aportar una visión global y de negocio que nos ayude a formar parte de los foros relevantes de la empresa.

Si cambiamos el enfoque tradicional, encorsetado en un ámbito más administrativo y burocrático, por una apuesta más estratégica y de negocio, podremos dejar de ser un departamento funcional para convertirnos en un agente clave para la consecución de objetivos y la obtención de resultados.

“Para hacer bien el trabajo de Recursos Humanos, debemos dejar de pensar como Recursos Humanos” – Daniel Gil

En la medida en que seamos capaces de hablar el mismo idioma que el resto de departamentos y secciones de la empresa, ganaremos influencia y accederemos a los foros en los que se toman las decisiones, para desde allí, poner el foco en las personas.

Esta en nuestras manos dejar de estar “solos ante el peligro”.

Feliz semana!!

Hablar en público. Lo haces… y no lo sabes

Esta semana tanto mis compañeros de Máster como yo hemos finalizado oficialmente el programa con la exposición de nuestros Trabajos y Proyectos de Fin de Máster.

Esfuerzo de varios meses, que se defiende ante el tribunal en una breve exposición de unos 15 minutos, transmitiendo la esencia del proyecto con el que concluye un año de aprendizaje y crecimiento tanto personal como profesional.

Este último acto de defensa del Proyecto ante el tribunal ha supuesto afrontar los nervios habituales en este tipo de situaciones. Transmitir nuestras ideas a otros, exponer un contenido de forma estructurada y además hacerlo con convicción y aplomo, puede resultar complicado… y más si no lo hemos hecho nunca. A priori supone un reto hablar en público y enfrentarse por primera vez a una audiencia sobre un escenario, pero muchas veces tenemos una experiencia previa que desconocemos.

En mi opinión, y aunque no los consideremos como tal, en nuestra vida profesional hablamos en público varias veces a lo largo del día. Cuando comentamos temas de trabajo con los colaboradores del departamento, participamos en reuniones y exponemos los temas a tratar, incluso las charlas informales que se pueden realizar a varios trabajadores. Cualquier acto de comunicación que implique exponer un tema y transmitir información a dos o más interlocutores se puede considerar hablar en público.

Es cierto que conocemos mejor a los miembros de la “audiencia”. Estamos familiarizados con el entorno en el que tiene lugar la “conferencia”. En muchas ocasiones no recurrimos a transparencias o presentaciones gráficas para reforzar nuestros argumentos. Pero pese a todo ello se puede considerar hablar en público.

Lo digo porque a veces no somos conscientes de que tenemos una base sólida sobre la que practicar nuestras habilidades de comunicación y de interactuar con un público. Dar una conferencia, exponer un trabajo ante un tribunal académico, realizar una presentación de un producto o servicio, no es fácil. Requiere esfuerzo, compromiso y ganas de afrontar miedos y superarlos. También mucha, muchísima práctica. Hay que echarle horas.

Pero no partimos de cero. Ni mucho menos. Debemos ser conscientes de que la única forma de mejorar en algo es enfrentarse a aquello para lo que creemos no estar capacitados. Siempre hay una primera vez para todo. Aunque en esto de hablar en público, empezar es algo más sencillo de lo que pensamos porque, piénsalo, ya lo haces… y no lo sabes.

Feliz semana!!

PD. Aprovecho la ocasión para felicitar a todos mis compañeros de Máster por las exposiciones del TFM de estas semanas. Recordad que esto no acaba aquí, ahora es cuándo empieza!! Nos vemos pronto!!

Absentismo laboral

Hoy publico un post que me pidió Jose Manuel Hernando, para su web misterhello.com. Lo reproduzco a continuación:

Nos basta una visita a wikipedia para conocer el significado del término absentismo, las distintas tipologías que puede presentar así como el impacto que genera por sus costes asociados (ver Wikipedia >). Podemos encontrar en internet infinidad de artículos de opinión, entradas de blog y comentarios relativos a la incidencia del absentismo y la necesidad de medirlo, controlarlo y combatirlo.

Aunque en la mayoría de los casos depende de circunstancias relacionadas con la situación personal o el estado de salud del colaborador en cuestión, hay una parte del absentismo íntimamente relacionado con la empresa y el ambiente de trabajo que se le ofrece al trabajador.

Es en esta parte del absentismo en la que se tiene que centrar el profesional de recursos humanos, y donde se puede actuar para mejorar los ratios y mitigar la incidencia en la actividad normal de la compañía. Políticas de mejora del clima laboral, que fomenten la participación de la plantilla en la toma de decisiones y permitan que las personas se involucren y se sientan parte de un equipo cohesionado.

Es fácil desprenderse de algo que no sentimos como propio, de ahí que un colaborador sin motivación, con escaso o nulo sentido de pertenencia y que trabaja en un entorno laboral poco atractivo encuentre excusas para no acudir a su puesto con mucha facilidad.

Terminaremos así con el conocido como “absentismo presencial”, ya que los colaboradores poco alineados con la política y filosofía de la compañía cumplen sus horarios y no despiertan sospecha sobre el papel, pero afrontan su día a día como un suplicio, afectando gravemente al rendimiento de su equipo de trabajo.

“Si hay que ir, se va , pero ir pa ná, es tontería”

José Mota | Humorista, Camorrista y Cuentista

Si se trabaja en mejorar las condiciones laborales de la plantilla y el ambiente de trabajo, estaremos poniendo remedio a un problema endémico de nuestras empresas. En esta línea, apostar por una comunicación interna fluida y genuina, disponiendo las herramientas adecuadas e involucrando a los colaboradores, generamos espacios de crecimiento para las personas de la organización que frenarán el absentismo que no esté relacionado con causas externas a la compañía (relacionadas con la salud y contingencias de fuerza mayor de índole familiar). Cambiar esto no es una cuestión de poder, sino de querer…

Desde aquí agradecer a José Manuel por darme la oportunidad de colaborar con él y os invito a visitar el post en su web, que además ofrece soluciones en materia de comunicación interna y consultoría.

Formación interna. Transmitiendo experiencias

Durante las últimas semanas del año, los que nos dedicamos a gestionar la formación y el desarrollo en las empresas, recibimos multitud de avisos, recordatorios y recomendaciones relativos a los créditos formativos y a la conveniencia de aprovecharlos antes de que estos se pierdan.

Ahora, después del parón navideño, empezamos un nuevo año, otra oportunidad para poner en marcha iniciativas y proyectos interesantes de cara a los próximos meses, pudiendo planificar entre otras cosas las acciones formativas de todo el año. De esta forma administramos adecuadamente los créditos formativos y podemos optimizar el uso de los mismos.

Pero además de la formación que nos proporcionan profesionales, entidades y proveedores externos, hoy mi reflexión se detiene en reivindicar el papel fundamental de la formación interna en las empresas.

Habitualmente, los colaboradores con más experiencia realizan tareas de formación y guía casi sin darse cuenta. Ante la llegada de nuevos compañeros, es habitual que se den consejos y recomendaciones: «fíjate en esto”“ojo con aquello”“deja… mira, tienes que hacerlo así”, etc.

Muchas personas en la organización poseen conocimientos y habilidades desarrolladas después de años de ensayo – error, observación y reflexión. Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Son muchos los colaboradores que poseen un valiosísimo “know how” acumulado, técnicas que configuran un “best practice” que conviene explotar y poner en común. Una inteligencia y conocimiento colectivo al servicio de los intereses de todo el equipo.

Se dice que el 90 % de lo que se aprende es enseñando a otros. Transmitir conocimientos, aunque no es una tarea fácil, requiere de un dominio de la disciplina a explicar, así como capacidad de interactuar y motivar al “aprendiz”.

Si desde recursos humanos somos capaces de implicar al personal clave de la empresa, que conoce a fondo los procesos y puede aportar la visión de conjunto y la experiencia de años de trabajo, estableceremos una base sólida sobre la que construir un proyecto empresarial centrado en la mejora y el crecimiento continuados. Además, cohesionaremos el grupo humano al “forzar” la interacción entre colaboradores y esto redundará en una mejora del trabajo en equipo y el sentimiento de pertenencia.

La formación debe ser un pilar fundamental en las políticas de desarrollo y crecimiento del personal en cualquier empresa. Apostar por proveedores externos y consultores especializados es tremendamente beneficioso para la plantilla, pero nunca debemos olvidar la importancia de transmitir el conocimiento que nuestros colaboradores poseen tras años de experiencia. En mi opinión, las ventajas de apostar por lo que sabemos hacer bien «en casa» impactarán positivamente en la empresa no solo a nivel formativo, también en aspectos relacionados con el trabajo en equipo y el clima laboral.

Construyendo equipos

Uno de los conceptos clave que manejamos desde Recursos Humanos y que debemos fomentar y potenciar es el equipo. Las personas son el gran valor de la empresa, las que marcan la diferencia. De cómo se relacionan y si son capaces de esforzarse conjuntamente dependerá y mucho que se alcancen los objetivos marcados.

Por eso es tan importante el trabajo en equipo, y a los profesionales de Recursos Humanos se nos insiste tanto en la necesidad de mejorar la cohesión, la comunicación y el liderazgo. Conseguir que varias personas trabajen codo con codo, con sus particularidades, personalidades, valores e incluso culturas y creencias diferentes, puede ser un gran reto.

En mi opinión no debemos limitarnos a mejorar las relaciones y el rendimiento de equipos propiamente dichos (a nivel de departamento / sección o equipos multidisciplinares que incluyen a varias personas con distintos perfiles). El gran desafío para mi es ir más allá, entendiendo la empresa en su conjunto como un gran equipo, una gran familia que con sus problemas y sus defectos, es capaz de anteponer las virtudes y los puntos en común a las diferencias para alcanzar los mejores resultados posibles.

Tenemos múltiples posibilidades de profundizar en este tema, las opciones son cada día más variadas y dan respuesta a las necesidades de cualquier empresa, independientemente de la actividad y el tamaño de la misma. Unas más simples y otras más elaboradas, las actividades de «Team Building» generan un beneficio intangible que se traduce en mejoras tangibles a medio-largo plazo. Desde las reuniones periódicas en la propia empresa hasta propuestas de «Outdoor Training» que añaden elementos de juego, de Gymkana, pueden ser al aire libre, etc.

El límite es la imaginación, lo importante es la finalidad

Desde mi punto de vista, lo importante en este tipo de iniciativas es el objetivo final. Lo que se busca es mejorar la comunicación y generar un clima de confianza donde se pueda crecer y prosperar, tanto la persona como la organización en su conjunto.

A estas alturas del año, es muy común reunirse con los compañeros para las típicas comidas y cenas de empresa. Darle un enfoque adecuado, con una buena distribución de mesas y alguna propuesta diferente (karaokes, monólogos, actuaciones, etc.) puede dar pie a que los colaboradores interactúen entre ellos y se conozcan (aunque sea a nivel más social que laboral), contribuyendo a mejorar el ambiente de trabajo, la motivación e incluso el sentimiento de pertenencia. Así estableceremos una base sólida sobre la que seguir construyendo equipos con acciones más específicas (cursos, seminarios, evaluaciones, actividades outdoor, etc.)

Si somos capaces de generar un caldo de cultivo adecuado, las “tediosas” reuniones y las actividades “de obligada asistencia”, se convertirán en incentivos para la plantilla y la gente esperará ansiosa por participar.

No se trata de instruir. Hablamos de construir. Construyendo equipos fomentamos  que los colaboradores desarrollen todo su potencial. Les ayudamos a que marquen la diferencia.

Feliz semana!!

Liderazgo. El valor de ser auténtico

Hace unos días un buen amigo me preguntaba que le podía contar del “liderazgo auténtico”. La verdad es que yo entendía el liderazgo como una actitud en el trabajo y en la vida que no entendía de clasificaciones, grados o intensidades, que no necesitaba de una coletilla como «auténtico». Visto que mi conocimiento sobre el tema era más escaso de lo que yo ya sospechaba, me propuse preguntar a nuestro oráculo moderno, al ojo que todo lo ve. Pregunté a Mr. Google que me podía contar sobre el “authentic leadership”:

es un concepto introducido por el experto en administración Bill George (…) describe el liderazgo auténtico como un estilo de liderazgo que es coherente con la personalidad de líderes y valores fundamentales, y que es honesto, ético y práctico.” – Fuente: La Voz de Houston

De la lectura de los distintos artículos, publicaciones y posts al respecto, expongo mi conclusión: el liderazgo auténtico pone el foco en las cualidades del líder y en como este plantea la acción de dirigir a otras personas o equipos en la consecución de los objetivos marcados. El líder auténtico ha realizado un extenso viaje de autoconocimiento y autoafirmación previo al ejercicio de liderar a otros. Sólo si ha vaciado su mente de ego, impostura y actitudes forzadas va a ser capaz de dirigir desde el auténtico liderazgo.(Agradeceré cualquier aclaración o corrección a esta conclusión, que como digo surge de la lectura de varias fuentes a partir de un desconocimiento total del tema.)

De todo lo visto y leído y concluyendo lo que he expuesto en las anteriores líneas, planteo a continuación una reflexión: ¿existe otro tipo de liderazgo que no sea auténtico? voy más allá, ¿se puede ser auténtico en algo sin ser auténtico?

Mucha gente práctica aquello de “aquí se viene a trabajar”, “yo no vengo a hacer amigos” o “fuera es una cosa y dentro es otra”. De acuerdo. Es cierto que en el mundo laboral se siguen mecanismos, pautas y normas de interacción que no siempre aplicamos en nuestra vida cotidiana o personal. Pero de ahí a supeditar nuestra personalidad al entorno en el que nos movemos; una cosa es adaptarse, y otra muy distinta es transformarse.

Pensemos por un momento la cantidad de horas que pasamos cada uno en nuestro puesto de trabajo. Ese tiempo lo pasamos con personas que al principio nos son desconocidas, pasan a ser compañeros de trabajo y que en algunos casos se terminan convirtiendo en amigos. No digo que tengamos que ser amigos de todo el mundo (cosa imposible), ni que tengamos que caerle bien al resto de la plantilla («más imposible»), pero ¿no será mucho más sencillo para nosotros (además de mucho menos cansado), ser como somos en cualquier ámbito de nuestra vida, independientemente de si es el laboral o el personal?

Los “camaleones laborales” se camuflan y “cambian de color” en función de donde se encuentren. Esto, a parte de restarle credibilidad a muchas de las cosas que se hacen (sobretodo si se conocen las distintas facetas de la persona y se tiene contacto con ella dentro y fuera del trabajo), es tremendamente agotador. Muchas personas pasan la mayor parte de su tiempo actuando e interpretando un papel que nada tiene que ver con su verdadera forma de ser, por el mero hecho de estar en presencia de colaboradores, subordinados o superiores varían su comportamiento, su personalidad e incluso (en casos extremos) sus valores u opiniones.

Toda esta impostura no sirve cuando lo que se pretende es dejar huella y generar un clima de confianza que permita a los colaboradores mejorar y crecer como personas y profesionales. El líder verdadero, el “auténtico”, es aquel que predica con el ejemplo y ofrece a los colaboradores un espejo en el que reflejarse. Si hemos hecho autocrítica, somos conscientes de nuestros puntos fuertes y de nuestras debilidades, tenemos clara la escala de valores que rige nuestra vida y sabemos cómo queremos relacionarnos con los demás, entonces y sólo entonces estaremos listos para influir, dirigir y ser lo suficientemente hábiles como para desarrollar al máximo el equipo del que formaremos parte.

Como decíamos al principio, una cosa es adaptarse y la otra transformarse. Al mismo tiempo el liderazgo no entiende de rigidez ni de reglas, no es un proceso científico que siga unas pautas lógica que sean adecuadas para todas las situaciones. Requiere esfuerzo, tiempo, instinto, seguridad en uno mismo y convicción para llegar a ser capaces de ofrecer un liderazgo auténtico que aporte valor al equipo.

Es fácil… únicamente tenemos que ser auténticos.

Feliz semana!

El futuro del empleo. ¿Deus ex machina?

Desde hace bastante tiempo me cruzo habitualmente con un tema recurrente, que aparece en prensa, blogs, publicaciones de LinkedIn, etc. La irrupción de la inteligencia artificial en el mundo del empleo, los avances tecnológicos cada vez más sorprendentes y la repercusión de todo ello en el mercado laboral. El enfoque catastrofista aparece con frecuencia, hablando de la cantidad de puestos de trabajo que se verán amortizados y están condenados a desaparecer.

Me llama la atención poderosamente el primer párrafo de este artículo del diario El País, que a la par que por ilustrativo e interesante, también por proximidad geográfica, me parece digno de citar íntegramente:

Alcoi, 2 de marzo de 1821. Un millar de campesinos y jornaleros de pueblos vecinos que cardaban e hilaban lana en sus casas para la industria textil local asaltan la ciudad “reduciendo a cenizas 17 máquinas y otros enseres”, actuando en cuadrillas, a plena luz del día y “con las armas en la mano”, según relata el Diario de Sesiones del Congreso del 18 de marzo de 1821. Era la mayor manifestación hasta el momento en España (…) contra las máquinas de la revolución industrial que les dejaban sin empleo.

Aunque extremo, nos da una idea de la desesperación y preocupación que cunde en la sociedad cuando se produce una evolución del mercado de trabajo que “deja tirados” a una enorme cantidad de personas.

Si tenemos en cuenta las predicciones que nos presentan varios expertos y estudios recientes:

“Para el año 2030, más de 2.000 millones de trabajos habrán desaparecido”

Thomas Frey (Director Ejecutivo del DaVinci Institute) 

“1.600 millones de puestos de trabajo se destruirán”

Banco Mundial 

Lo cierto es que todo hace indicar que aquello que el futuro nos trae será inevitable. Que no se trata de lo que nos gustaría que ocurriera, sino de lo que va a ocurrir. De hecho ya está ocurriendo.

“la expresión deus ex machina se emplea para referirse a un desenlace que no se deduce de manera lógica (…) sino que resulta gratuito (…) se consigue un desenlace sorprendente, pero no inevitable, (…) un buen guión es (aquél cuyo) desenlace sea sorprendente pero, al mismo tiempo, inevitable.” 

Daniel Tibau (¿Qué es el deus ex machina?)

Así pues, seamos conscientes que el futuro del empleo no admite “Deus ex machina”. No vamos a evitar que la inteligencia artificial, los robots, las máquinas y la digitalización  se impongan, pasando a formar parte cada vez más importante de nuestra vida a todos los niveles, incluso en nuestro trabajo diario. De lo que se trata es de establecer las herramientas necesarias para adaptarnos a la nueva forma de entender el empleo y las relaciones laborales. Ese es nuestro “desenlace sorprendente pero inevitable”. Sabemos cómo será el mercado laboral del futuro y que muchos de los actuales trabajos desaparecerán, por tanto nos tenemos que anticipar y aprender, cambiar el enfoque. Desprendernos de la forma habitual y rutinaria de hacer las cosas. Movernos, cambiar.

”Digitalizar una empresa es humanizarla con tecnología”

Raquel Roca

Convertirnos en knowmads, seres camaleónicos preparados para un aprendizaje constante, es una actitud que nos permitirá afrontar los nuevos retos con garantías. En un entorno cambiante y un contexto como el actual, donde la formación reglada que recibimos no termina de acompasarse a las necesidades del mercado, es fundamental anticiparse a los cambios y prepararnos para los desafíos de un mundo que avanza a pasos agigantados.

“No se trata de quemar las máquinas, como hace 200 años, sino de prepararse para dominarlas.”

Así pues, no esperemos que todo se resuelva de forma sorprendente. No podemos evitar lo inevitable. No habrá “Deus ex machina”. Optemos por ser proactivos, prepararnos y transformarnos continuamente para estar siempre en posición de, al menos, afrontar con las mayores garantías de éxito lo que nos depare el futuro. Sea lo que sea.

Feliz semana!!